lunes, 4 de febrero de 2008

Recordando al pionero y amigo Allrik Norbert Copijn
* 27 de julio de 1936 - + 21 de julio de 2007

Allrik nació en Holanda, pero fue un ciudadano del mundo. Pocas personas podrían llevar este epígrafe, él sin duda lo merecía. Su mismo seno familiar era una amalgama de culturas diversas, su madre una aristócrata rusa había emigrado a occidente debido a la convulsión social y política de su país, y su padre era heredero de una tradicional familia holandesa, dueña de una de las empresas de paisajismo y reforestación más importantes de los países bajos (Copijn Groenadviseurs) con sede en Utrecht. Su abuelo Hendrik Copijn (1848-1924) es considerado uno de los arquitectos paisajistas más importantes del mundo, labor que siguió su hijo Lodewijk Copijn (1878-1945) y padre de Allrik.

Durante la niñez debido a la infame ocupación nazi de Holanda, la familia buscó refugio en el campo. Esta situación que lo perjudicó en sus estudios académicos, le permitió desde joven una fuerte vivencia con la naturaleza y los seres elementales, lo que lo marcaría por toda su vida.

El destino de Allrik parecía destinado al trabajo con los árboles y como dice Thomas Sixel “a lo vital y perecedero”. Sin embargo, a diferencia de lo que seguramente su familia pensó - hacerse cargo junto con sus hermanos de la empresa, Allrik decidió recorrer el mundo y no solo ir al encuentro de los árboles allí donde estuvieran, sino al encuentro de las personas y sus historias. Fue marinero por muchos años y anduvo por muchos países. Era políglota, hablaba varios idiomas: holandés, alemán, ingles, ruso, entendía hindú y tagalo (filipino), algunos idiomas los “machacaba” como español y portugués (siendo simpatiquísimo escucharlo hablar en portugués), pero siempre lo hizo con coraje, y cuando las palabras le faltaban, se comunicaba con bondadosos gestos que cualquier agricultor en el mundo comprendería.

Su máximo placer siempre fue sentarse a dialogar con los agricultores en sus pequeñas parcelas, siempre atento para observar, admirar y descubrir la naturaleza. Pero su actuar antropológico no se limitó a observar el mundo, el ante todo fue un mensajero, llevando ideas, semillas, soluciones, anécdotas y preguntas, de aquí para allá, de allá para acá, con esa humildad que lo caracterizaba, fue una fuente valiosa de conocimientos y se convirtió en un referente en técnicas tan novedosas para la época como el desarrollo de la agroforestería. La publicación de su texto: Agrosilvicultura sustentada por sistemas agrícolas ecológicamente eficientes (1988), pequeño en tamaño y enorme en contenido, sentó las bases para el progreso de este tema en Latinoamérica y seguramente en el resto del mundo, tornándose en lectura obligada para todo aquel que estudie la agroforestería.

De su madre, Allrik heredó el interés por la Antroposofía y consecuentemente su trabajo profesional lo dedicó a la agricultura biodinámica. Nos visitó en repetidas ocasiones en Brasil, trabajó como consultor del gobierno Holandés para el Ministerio del Medio Ambiente, en Brasilia donde sufrió un accidente automovilístico que le destruyó las rodillas y que por poco, si no fuera por su enorme voluntad de superación, lo habría condenado el resto de sus días a vivir en una silla de ruedas. Se recuperó y nos visitó frecuentemente en una época en que el ABD y el movimiento biodinámico brasilero se constituía, y los valiosos aportes de Allrik dejaron su marca indeleble.

Su participación en el curso fundamental de la Asociación ELO fue esencial, con sus presentaciones con fotos maravillosas tomadas por él mismo en sus viajes, sus clases prácticas de ejercicios de percepción, sus visitas al campo y conversaciones con los agricultores. Fue siempre generoso con su conocimiento y marcó ineludiblemente mi formación profesional en aspectos que aún intento desarrollar.

Son muchas las imágenes y recuerdos de Allrik, recuerdo por ejemplo una en especial cuando nos visitara en Botucatu (Brasil), siendo yo el responsable de la siembra del banco de semillas (anualmente cultivábamos entre 50 a 80 parcelas de diferentes variedades y especies de cereales, leguminosas, colección de maíz, plantas introducidas y con potencial). En repetidas ocasiones, Allrik había contribuido con la introducción de especies de gran potencial como por ejemplo: la Crotalaria ochoroleuca, una especie de leguminosa que nos trajo de India, como controladora plagas de granos almacenados. Recuerdo que en una ocasión me entregó un puñado de semillas en la mano, que multiplicamos y después terminamos utilizando en las mezclas de abonamiento de coctel obteniendo excelentes resultados y distribuyéndola a todos los interesados. Hoy en día esta planta es multiplicada por una importante empresa de semillas en Brasil con gran éxito comercial. Otra de las introducciones de Allrik fue el árbol Leucaena diversifolia, con gran potencial para los sistemas agroforestales como posteriormente lo pudo comprobar en su tesis María Bertalot; y así hay muchos ejemplos mas.

En uno de sus viajes, Allrik me había entregado una variedad de poroto (frijol o caraota) negro de la India según él, resistente a la seca. Junto con Don José (mi trabajador de confianza) sembramos dicha semilla por 2 años consecutivos sin mayor éxito cosechando tan solo la semilla para el año siguiente (lo que es normal al inicio en un proceso de adaptación), pero que obviamente resultaba desalentador. De manera que al tercer año al momento de preparar los canteros tuvimos la semilla en la mano con dudas si valdría la pena sembrarla, pero como ese verano Allrik nos visitaría, sentí vergüenza que me preguntara por la semilla y yo no tenerle que responder. Así fue que decidimos sembrarla sin mucho convencimiento de los resultados que podríamos alcanzar. Allrik llegó y como siempre lo primero que hacía era ir a ver mis “canteros”, ese año excepcionalmente en medio del verano y debido al fenómeno del Niño, tuvimos un fuerte “veranico” (época de seca, en medio de la estación lluviosa). Allrik recorrió con su mirada fiscalizadora los canteros donde descubrimos que precisamente el poroto negro que en otros años (con lluvias normales no había tenido buen desarrollo) esta vez se mostraba vigoroso y productivo al lado de los otros porotos que sufrían con la seca. Ciertamente yo estaba sorprendido, admirado, sin embargo Allrik estaba inmutable pues el poroto resistente a seca se comportaba como correspondía y según sus predicciones. En ese momento comprendí que para Allrik resultaba obvio la combinación entre biodiversidad y comprensión de los ritmos de la naturaleza y que esa “paciencia” por los procesos naturales, hacía parte de una actitud intrínseca en él.

La última vez que nos encontramos fue en la finca del nuestro amigo, Prof. Georg Schmidt en el valle de Mossel – Alemania, donde habíamos convocado una reunión del grupo de estudios en la cual Allrik presentó su trabajo “Bases del mejoramiento vegetal biodinámico según la experiencia de Martin y Georg Schmidt” (texto original en alemán que esperamos traducir). Su aporte es un enorme legado para las futuras generaciones, interesadas en el trabajo con semillas y mejoramiento.

Los últimos años de su vida los dedicó al apoyo de proyectos agroecológicos desde la Institución de consultoría ECOPLAN y como evaluador de proyectos para financiamiento del banco de Bochum. Apoyó en su ciudad natal Utrecht, la creación de una granja de 2 hectáreas para la producción de hortalizas orgánicas rodeado de hileras de arboles de más de 200 años donde la familia Copijn había instalado su vivero centenario (Landschaftsarchitekten dendrologists).

Partió de este mundo que tanto ayudó a mejorar pocos días antes de cumplir sus 71 años. Guardo en la memoria su imagen de estar en la Casa Somé (centro de capacitación en Botucatu Brasil), en pleno verano (35 C), envuelto en su Bubu (falda estampada multicolor vestida exclusivamente por varones en África y símbolo de prestigio) y que para nosotros (por ignorancia) causaba cierta hilaridad pero que llevaba con tanto garbo, porque no lo hacía por esnobismo o presunción, sino porque era la sinopsis de todos los pueblos donde había convivido.

Fue un hombre comprometido con la vida, a veces nos cuestionaba de forma provocadora, como lo recordara Ralf Rickli, cuando en una ocasión Allrik dijera: “Si usted corta una hoja y la lleva al laboratorio y dice que estudia biología, se engaña, pues dónde quedó la vida? usted no esta estudiando biología, en verdad esta estudiando la muerte, esta estudiando tanatología.”

Lo recordaremos siempre con enorme gratitud