En Memoria de Herbert Hans Koepf
Por Manfred Klett- Circular 91, Verano
2007 “Das Goetheanum”- Dornach, Suiza
Herbert
Hans Koepf regresó a su hogar espiritual el 7 de enero del 2007 a la edad de 92
años. Nació el 24 de noviembre, 1914 en Herbrechtingen en Swabia, Alemania;
este lugar de nacimiento le dejó su huella en todo su ser. Era característico
de él estar inclinado filosóficamente, sondear las profundidades de lo
conocido, volverse consciente de los límites que fija el intelecto y buscar los
modos y los medios de extender estos límites al fortalecernos y abrirnos a
ellos. Ligado con esto estaba su capacidad de poner las cosas conceptualmente
en pocas palabras sin gastar palabras. Se interesaba por los hechos y el
procurar científicamente de que los hechos hablaran por sí mismos. Fue un
modelo de sobria objetividad, de juicio certero y de una compostura ético-moral
interiormente en paz.
Asimismo,
una peculiaridad de su ser que caracterizó lo swabio noble en él, fue el
ocultar su luz debajo del montón. Fue en todo aspecto modesto y poco ambicioso.
Con su humor implícito, su juicio que dejaba libres a los demás, su respeto por
quienes pensaban de manera diferente, así como su autoridad e integridad
incondicional siendo un experto de la reconciliación. Ni siquiera surgían
diferencias cuando él se encontraba cerca.
Una
vez más, fue lo swabio dentro suyo lo que lo llevaba hacia fuera al mundo. No
obstante, quedó en los límites de su país natal hasta su 47º año, preparando su
misión para trabajar en el mundo. En su juventud se volvió hacia el entonces
prometedor enfoque biodinámico de la agricultura. Después de una capacitación y
estudio en la Facultad de Agricultura de la Universidad de Hohenheim como así
también la experiencia práctica en granjas biodinámicas en Sajonia y
Brandenburg, experimentó los horrores de la Segunda Guerra Mundial como soldado
en Rusia. Después de la Guerra participó en la construcción de una comunidad,
que buscaba combinar las artes con la agricultura. En 1950 ingresó en su
carrera académica de Ciencias del Suelo en la Facultad de Agricultura de la
Universidad de Hohenheim, donde obtuvo su doctorado y luego calificó como
conferencista para ser finalmente profesor en 1960.
Desde
su base en Hohenheim mantuvo intensivos contactos laborales con las granjas
biodinámicas, comunidades de trabajo, con el Forschungsring, los institutos
biodinámicos de Darmstadt y Järna (Suecia) y con la asociación de científicos
antroposóficos. Trabajó en las comisiones de la Sociedad Antroposófica y fue
co-fundador del Fondo Rudolf Steiner para la Investigación Científica, que
presidió durante 25 años.
En
1962 Herbert Koepf se dirigió hacia nuevas costas. Después de la muerte de Ehrenfried
Pfeiffer, con quien había estado en estrecho contacto laboral, se hizo director
de su laboratorio en Spring Valley, N.Y., EE.UU. En 1966 regresó a su lugar
original de trabajo en Hohenheim. Sin embargo, incluso esta vez quedó un
intervalo. Con el llamado para ir a Emerson College en Inglaterra en 1970,
encontró por fin su camino a su tarea de vida totalmente satisfactoria. Allí
armó un curso de estudios de un año de agricultura biodinámica y fue
responsable del mismo hasta 1990. El curso, que siempre estaba lleno era tomado
por estudiantes de 35 países, trasfondos lingüísticos y culturales. Aquí él era
el profesor, el amigo paternal y consejero. Desde aquí mantuvo el contacto con
sus ‘Emersonianos’, quienes lo invitaban a dar asesoramiento y charlas en
países lejanos.
En
1971, al mismo tiempo que se armaba esta tarea, Herbert Koepf aceptó ser
director del Departamento Agrícola de la Sección de Ciencias en el Goetheanum,
Dornach, Suiza, que dirigió en parte desde el Emerson College, a través de sus
visitas al Goetheanum que duraban varias semanas hasta 1988. En este período
logró a través de su impresionante benevolencia, hacer al Goetheanum más fuerte
como el foco del movimiento biodinámico y traer paz a las distintas tendencias
dentro del movimiento. En 1990, a los 76 años, se mudó de nuevo a los EE.UU. al
Michael Fields Institute de Wisconsin, donde continuó con el trabajo de
investigación y fomentó contactos laborales en todo el país. En 1994 regresó a
su país natal y se jubiló estableciéndose en Nikolaus-Cusanus-Haus, vecino a su
anterior lugar de trabajo en la Universidad de Hohenheim. En 2002 la
Universidad le otorgó un doctorado honorario por sus servicios a las
fundaciones científicas de la agricultura orgánica. Su hogar de anciano siguió
siendo el lugar de una actividad incansable y un mantener contactos por todas
partes.
En
el transcurso de su vida Herbert Koepf desarrolló actividades periodísticas
intensivas, en inglés y alemán en periódicos científicos especializados, en los
órganos del movimiento biodinámico, principalmente ‘Lebendige Erde’, ‘Star and
Furrow’ (Inglaterra) y ‘Biodynamics’ (EE.UU.). Entre las más de 100
publicaciones se incluye una serie de libros, sobre todo, en la década de 1970
el primer trabajo estándar sobre el cultivo biodinámico, que se volvió a
imprimir varias veces y se encuentra traducido en las librerías universitarias
de todo el mundo. Por último, publicó como co-autor en el 2001 “Die Entwicklungsgeschichte
der biologisch-dynamischen Landwirtschaft in 20. Jahrhundert” (El desarrollo histórico de la agricultura biodinámica del
siglo XX). Herbert Koepf amaba la reclusión. Personalmente, prefería guardar
silencio y callar. Detrás de esta capa protectora yacía oculta una seriedad de
propósito profundamente comprometido hacia su instrucción interior y su propia
conciencia. A partir de esto trabajaba una fortaleza moral que hacía que el
trabajar al lado suyo fuera pura alegría.
(Fotos
cedidas para esta publicación por gentileza de la viuda, Sra. Ursula Koepf)
Mis remembranzas del Prof. Koepf
El Prof. Koepf, ha sido
en la historia del movimiento biodinámico tal vez la persona que más trabajó en
la difusión, transmisión y propagación de la agricultura biodinámica al mundo;
ya sea por su labor como docente, investigador, conferencia o su fértil y
copiosa literatura.
Visitó al menos dos veces
Brasil. La primera vez en 1980 cuando dictó una conferencia en mi universidad,
en la ESALQ, que motivo a toda una generación de (estudiantes) agrónomos que
posteriormente serían los pioneros y generarían nacimiento del movimiento biodinámico
en Brasil (Geraldo Deffune, Alexandre Harkaly, Andreas Loewens, Pedro Santiago,
entre otros). También impactó, pero desfavorablemente en algunos colegas y
amigos (en la época estudiantes), que posteriormente fueron los primeros en
hablarme de un profesor alemán que había venido (antes de que yo entrara en la
facultad), y había hablado de la “locura de enterrar cuernos”.
Suerte tuve en la vida de
conocer al Prof Koepf y su esposa en su segunda vista al Brasil (1986). En ese año él visitó la Demetria y participó
del encuentro brasilero de agricultores biodinámicos en la finca de Dennis
Ditchfield en Morretes, Paraná. Un maravilloso emprendimiento biodinámico con
crianza de búfalos y probablemente uno de los primero lugares en hacer el P.
500 con cuernos de búfala.
El Prof. Koepf impactaba
por su profundo conocimiento de la biodinámica, unido a una extraordinaria
paciencia pedagógica. Escuchaba atentamente al interlocutor, jamás levantaba la
voz o se exaltaba, iba entretejiendo los conceptos presentados con una maestría
extraordinaria.
Recuerdo su admiración
ante la exuberante naturaleza de la “Mata Atlántica”, y su pasión indiscutible
por los diferentes y exóticos sabores de los tipos de banana, puedo aún verlo
pidiéndome ayuda para “llevarse a escondidas” algunas bananas a su cuarto en la
noche.
Me invitó a participar de
su curso anual en Emerson College, que en ese momento era el único lugar donde
se podía estudiar Biodinámica. Acepté y agradecí, pero por cuestiones del
destino jamás llegué, a pesar de que él me esperó preguntado a los colegas
todas las mañanas: ¿el brasileño llegó? Lo encontré posteriormente en el Curso
de Verano en Emerson College en 1988, fue la última vez que lo vi. Pero sí
continué acompañando su trayecto principalmente en su fértil periodo en EEUU en
Michael Fields.
Nos deja un legado
extraordinario, una inmensa y fenomenal contribución con sus libros que van
desde lo profundamente filosófico de la biodinámica hasta el más riguroso
abordaje científico, pasando por los aspectos concretos y prácticos del trabajo
agrícola que aún hoy implementamos.
Su legado nos inspirará
siempre, gracias Prof. Koepf y gracias a Úrsula por acompañarlo en ese camino.